Palabras de un integrante de La Nueva Escuela, quien estudió en ese espacio y que después se quedó a entregar su aporte. Lleva ya dos años haciendo clases en ese espacio, siendo éste su tercer año de entrega y compromiso
Pobladores, pobladoras, vecinos, vecinas, amigos,
amigas, compañeros y compañeras:
Primero que nada, quiero mostrarles y demostrarles
que una lucha revolucionara o cambio social no solamente es mediante
“guerrilleros, comandantes, fusiles, bombas y violencia”, como muchos piensan y
creen.
Con esto no quiero decir que no deba hacerse y no
sea necesario cuando corresponda, sino que hay formas más sencillas, simples,
humanas y, sobre todo, importante de construir.
Una revolución o cambio social se construye despertando al pueblo, a la
gente, entregándoles herramientas para la conciencia social y de clase,
invitándolos a empoderarse de sus espacios y que se hagan dueños de éstos,
que no se sienten a esperar que otros
hagan lo que a ellos debiera nacerle, entregándoles educación, que es más
importante que un fusil. Pero no
hablamos de la educación convencional actual, estatal y privada, que encierra
tanta desigualdad y otros grandes problemas y sólo nos incita a seguir siendo
máquinas productoras para los burgueses, como ya lo sabemos, compañeros.
Con estas palabras, quiero invitarlos a conocer y
participar de una educación diferente, alternativa, popular, donde la presencia
y relación del profesor y el alumno deja de ser tal y se crea una relación
humana entre ellos, igualitaria, donde prima la democracia, focalizada en la colaboración
mutua, a través en una pedagogía práctica, en
la que la comunicación e interrelación entre
todo los participantes sea para conseguir la libertad, en la cual exista una relación donde ambos enseñan y
aprenden, donde sus filosofías educativas se compartan, donde todo se pongan en
el lugar del otro y el diálogo sea la base de esta metodología, siendo aquí de
vital importancia el respeto entre las personas.
Porque creo que no hay nada más verdaderamente revolucionario que el
amor al pueblo y es uno de los más plenos,
gozosos y enriquecedores placeres de la vida.
Gracias y bienvenidos.
Manuel
Armando Robles Palacios
Integrante
de La Nueva Escuela
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